Que la crisis la pague el capital, no la clase obrera

La guerra comercial iniciada por EEUU contra el resto del mundo va a tener un fuerte impacto en Europa, y afectará decisivamente a la economía española. Al 10% de aranceles a gran parte de los productos europeos que ingresan a EEUU, se añade el 25% impuesto al acero, el aluminio, los automóviles y sus componentes.

Aunque el volumen de las exportaciones españolas a EEUU respecto al total es relativamente pequeño, solo el 5%, eso no cuenta toda la historia. El 74% de las exportaciones españolas tienen como destino Europa, e incluye muchos componentes para la industria del automóvil y otras; que se utilizan para producir coches y otros productos en Alemania, Francia, etc. que luego se exportan a EEUU. El encarecimiento de estos productos europeos en EEUU hará caer sus ventas y las exportaciones, lo que reducirá la producción de automóviles y otros productos y, por tanto, la demanda de componentes españoles para la industria europea. A eso se añaden los efectos de la menor exportación de servicios vinculados (logística, seguros, servicios de reparación, etc.). De entrada, el gobierno admite que esto reducirá el crecimiento del PIB español un 0,21%, aunque algunos analistas pronostican una reducción del 0,5%.

Estas medidas proteccionistas impactarán muy negativamente en el comercio y la producción global. Muchas inversiones anunciadas en los últimos meses se cancelarán ante la incertidumbre generada por miedo a lo que vendrá. Sin duda nos encaminamos a una crisis en la economía, a nivel global y europeo.

Nuevamente, como en 2008-2013, la clase obrera europea y española se enfrentará a la pesadilla de una crisis económica que no ha provocado, pero que los capitalistas le exigirán que pague con despidos masivos, reducciones de salarios y pérdidas de derechos.

Por el lado de las empresas, el gobierno de Sánchez ya ha comprometido más de 14.000 millones en créditos y ayudas, como un primer paso, y no renuncia al rescate de grandes y medianas empresas que entren en problemas.

Y esto es así pese a que el beneficio neto de las empresas no financieras que operan en el Estado español (todas, salvo bancos y aseguradoras) aumentó un 12,1% en 2024, casi el doble que en 2023. En el caso de los bancos, el aumento fue del 21,7%; esto es 31.768 millones de euros, el mayor beneficio de su historia. El margen bruto sobre ventas de las empresas españolas (beneficios antes de impuestos) superó en 2024 el 13%, por primera vez desde que hay registros. Solo las 35 grandes empresas del Ibex dispararon un 26% sus beneficios en 2024, hasta los 64.349 millones, un 23,6% más que en 2023. Las empresas que cotizan en la Bolsa ganaron 73.112 millones el pasado año, un 20,8% más, y repartieron 37.860 millones de euros entre sus accionistas, un 25% más que en 2023, según los registros de Bolsas y Mercados Españoles (BME). Para terminar, los miembros de los consejos de administración de las empresas del Ibex 35 tuvieron una remuneración combinada de 301 millones de euros en 2024.

Durante el tiempo de las vacas gordas se han hecho de oro, mientras los trabajadores hemos perdido poder adquisitivo. ¡Ya está bien! Que paguen sus crisis con los beneficios acumulados, pero que no toquen nuestros empleos, salarios y condiciones. Y si no están en condiciones de seguir funcionando bajo criterios capitalistas, que esas empresas sean nacionalizadas sin indemnización y bajo control obrero, para reorientar su producción para fines sociales y no para el lucro capitalista.

Es por eso que los comunistas revolucionarios defendemos, entre otras, las siguientes medidas: que se abran los libros de cuenta a los trabajadores en toda empresa que proponga despedir o reducir salarios, para conocer su estado real y qué se hizo con los millones ganados en años anteriores; nacionalización sin indemnización, bajo control obrero, de toda empresa que cierre o despida trabajadores; si disminuye la carga de trabajo, reparto del trabajo entre los brazos existentes, reduciendo la jornada laboral sin reducción salarial; y aumento salarial igual al aumento de los precios.

El capitalismo es un sistema en bancarrota. Es necesario reemplazarlo por un sistema social superior, adecuado a las necesidades humanas. Basta ya de guerras comerciales y militares, de miseria, hambrunas y catástrofes climáticas. La clase obrera española, europea y mundial debe unirse contra todo esto. ¡Por la revolución socialista mundial!

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