27 mil muertos por la catástrofe climática ¡Basta ya con las emisiones!
El medioambiente va de mal en peor por culpa de un puñado de grandes empresas emitiendo CO2. El uso de combustibles fósiles tiene graves consecuencias que afecta no solo a los países pobres sino también al Estado español.
Según un informe elaborado por InfluenceMap, solo 20 empresas emiten el 40,8% de las emisiones globales de CO2 (17,5 gigatoneladas). Además, pese a todas las cumbres climáticas y los ministros de medioambiente en cada país, estas empresas continuaron subiendo sus emisiones un 0,7% en un año (El País, 05/03/2025).
Curiosamente, 16 de las 20 son empresas estatales, con el primer culpable siendo Saudi Aramco, seguida por empresas de la India, China, Irán y Gazprom de Rusia. La primera empresa privada (ExxonMobil) no aparece en la lista hasta el número 14. Junto con Chevron, Shell, BP y Total emiten un 4,9%, mientras que las primeras 6 empresas estatales en la lista contribuyen con un 20% del dióxido de carbono (Íbidem).
Las empresas estatales producen tantas emisiones para proteger los intereses de su propia burguesía nacional a expensas de los demás países más vulnerables. Mientras siguen produciendo, esperan evitar el colapso de su economía nacional y, por ende, el malestar social que eso conlleva. No les importa la destrucción del medio ambiente.
Esta destrucción tiene graves consecuencias, peores de las que podemos imaginar. Debido al calentamiento global, las capas de hielo en los polos están adelgazando, lo cual provoca el fenómeno de rebote posglaciar que favorece escapes de metano retenido en los fondos marinos. Según el geólogo Roger Urgeles, que lideró una expedición investigando este gas, el metano tiene la capacidad de calentar el planeta 30 veces más que el CO2 y estima que hay “24 gigatoneladas de carbono acumulado en los hidratos de metano… una cantidad equivalente a lo que emite toda la humanidad en dos años” y esto puede suponer “una bomba para el clima del planeta” (El País, 12/02/25).
Normalmente este gas helado es estable a bajas temperaturas y altas presiones atrapadas en columnas en el subsuelo marino. Sin embargo, ahora las columnas están brotando a lo largo de las fallas. Cuando las columnas se disuelven en el mar el gas ocupa un volumen 160 veces mayor que el hielo. Si no se disipa puede provocar enormes deslizamientos de las placas tectónicas y generar tsunamis (Íbidem).
Lo que ha descubierto esa expedición es exactamente lo que temía, y que solo era hipotético hasta ahora, pero ya pinta un futuro apocalíptico. Con toda la destrucción de la crisis climática que ya experimentamos, va a contribuir al futuro inseguro si estas empresas siguen explotando los combustibles fósiles a un ritmo rapaz en búsqueda de beneficios.
Esta destrucción y sufrimiento no es algo ajeno sino muy presente en este país. Hemos visto la destrucción catastrófica de la DANA en Valencia el año pasado, que sigue sin resolverse, a pesar de que las lluvias fuertes y persistentes reavivan el temor y pánico en los pueblos afectados (Onda Cero, 04/03/25). Lamentablemente, esa destrucción tampoco es nada nueva. Entre 1993 y 2022 ha habido casi 27.000 muertos en el Estado español por culpa de sucesos meteorológicos extremos (El País, 12/02/25). A lo largo de estos 30 años se han visto olas de calor, incendios forestales, sequías, inundaciones, nevadas fuertes y tormentas que han causado la muerte de decenas de miles de personas, la destrucción de viviendas y medios de vida.
Según el doctor Abel López Díez de la Universidad de La Laguna, el Estado español está en una situación de “alta vulnerabilidad” por la falta de medidas de prevención y “escasa o nula planificación territorial y urbanística” (El País, 12/02/25). La falta de inversión pública durante décadas para proteger a las comunidades de los sucesos meteorológicos extremos, que son cada vez más frecuentes y peligrosos, impide la prevención de catástrofes. Los fieles representantes del capital priorizan los beneficios a corto plazo de sus amos. La aplicación de políticas de austeridad, en vez de inversión en la protección de las vidas de la población, es lo que ha causado tantas muertes. La clase obrera tiene que tomar control de la economía para frenar esta barbarie y poner fin a la destrucción.
Puedes enviarnos tus comentarios y opiniones sobre este u otro artículo a: [email protected]
Para conocer más de la OCR, entra en este enlace
Si puedes hacer una donación para ayudarnos a mantener nuestra actividad pulsa aquí